Disfrutar de Aceites de Oliva Vírgenes Extras en las vacaciones ha sido toda una aventura.

Os cuento mi experiencia “poco deseable” con los Aceites de Oliva Vírgenes Extras en las vacaciones en la Costa del Sol. Verano de 2014

Disfrutar de Aceites de Oliva Vírgenes Extras en las vacaciones ha sido toda una aventura.

En mi casa es normal disponer del  Aceite de Oliva Virgen Extra -AOVE- más adecuado para cada plato y desde que entró en vigor la ley de las “aceiteras irrellenables” también disfruto de buenos Aceites de Oliva Vírgenes Extras  en mis desayunos y comidas en la mayoría de las cafeterías y restaurantes de Martos,  cosa que antes no sucedía. Por este motivo pensé que ya se había acabado la tensión que sufría cada vez que en una cafetería o restaurante necesitaba utilizar Aceites de Oliva Vírgenes Extras -AOVEs-.

Estas vacaciones del 2014, al igual que en algunos años anteriores, decidimos pasarlas en nuestra maravillosa Andalucía, concretamente en Marbella. Blog Cabopino agua

No os asustéis que no os las voy a contar, pero si me gustaría compartir con vosotros algunas de mis experiencias “desastrosas” con los Aceites de Oliva Vírgenes Extras -AOVEs- para terminar haciendo una reflexión y por supuesto, que vosotros me dejéis  vuestra opinión.

Durante el viaje de ida paramos a desayunar en un restaurante de carretera,  en la provincia de Málaga, en el que siempre hay una gran afluencia de público español y extranjero. Pedí mi desayuno favorito –café con tostada de pan con aceite y tomate- y empezó mi decepción, por no decir calvario. Me pusieron un buen pan tostado, el tomate rallado bastante bueno y una botella irrellenable “pringona” –no sabias por donde cogerla sin mancharte-  etiquetada como Aceite de Oliva Virgen Extra. Como de costumbre, antes de ponerlo lo olí y la angustia que sentí no soy capaz de describir. Utilizando el dicho popular,  ”olía a perros muertos”.  El olor a borras se masticaba. ¿Quién era capaz de comerse eso?. Decidí no ponerlo en la tostada y conformarme con desayunar café y pan con tomate. Me pregunté, ¿si cuidan la calidad del café, del pan y del tomate porqué no lo hacen con el aceite en este lugar tan transitado por personas de tan diversa procedencia?.

Una noche fuimos a cenar a un restaurante del Puerto de Cabo Pino. Un restaurante en un entorno privilegiado, con una temperatura ambiente ideal para pasar una agradable velada. Aparentemente todo muy cuidado, la decoración, el servicio, la carta de platos, la de vinos. Nos tomaron la comanda y con toda normalidad nos pusieron mantequilla perfectamente etiquetada para untar en el pan y unas “aceiteras rellenables”, con un aceite transparente que creo era un “aceite de oliva refinado” que había sufrido reversión, en el que se detectaban defectos –olores y sabores desagradables- que lo hacían casi un producto vomitivo. Eso no había quien se lo pudiera acercar a la nariz. La ensalada elaborada con productos de altísima calidad y con una presentación excelente nos la tomamos sin aliñarla con aceite. Le pusimos de manifiesto a la camarera que estaba prohibido por ley el uso de “aceiteras rellenables” y que sería interesante que descubrieran el mundo de los Aceites de Oliva Vírgenes Extras –AOVEs- auténticos Blog Encuesta Albertsjpgmanantiales de sensaciones que le ayudarían a realzar la calidad de sus platos.  Como en todos los casos nos contestó que ella no decidía sobre el tema y se lo comentaría al responsable. Al terminar nos pasaron una encuesta donde dejé evidencia de lo comentado.

A los pocos días pasamos cerca del restaurante y vimos que habían desaparecido las aceiteras rellenables y ya eran botellas etiquetadas “Virgen Extra” las que había. No volví y no sé si la calidad del aceite correspondía con la de la etiqueta pero algo había conseguido.

Otro día, estando de “tapitas” por el barrio antiguo de Marbella llegamos a la “Taberna Casa Curro” donde para terminar pedimos queso. A mí me encantan los “quesos curados con un buen chorreón de Aceite de Oliva Virgen Extra -AOVE-” que complemente y potencie sus matices sensoriales. Pedimos que nos trajeran concretamente  Aceite de Oliva Virgen Extra para ponerle un poco. Cuando vi acercarse a la camarera con el “biberón de la cocina” me quede pasmada hasta el punto de no reaccionar y hacer una foto que lo evidenciara. No podía ser que en una taberna que se caracteriza por tener de los mejores productos de las distintas zonas de España no tuviesen al menos una botella de algún Aceite de Oliva Virgen Extra, producto estrella de Andalucía.

Blog Muela rellenada agua

 

 

 

Esta botella de Muelaoliva me la pusieron en otra cafetería. El estado de la etiqueta evidencia que se ha rellenado multitud de veces hasta dejarla prácticamente ilegible.

 

 

 

No puedo dejar de mencionar los dos momentazos AOVE que tuve. Aceite de oliva virgen extra oro de munda

 

El primero fue encontrar a mis amigosde #TwittsandAOVE  Francisco Javier y Pura de  “Oro de Munda“ -@OrodeMunda- presentando su producto en el Corteinglés de Marbella. Son unos auténticos currantes y me maravillan la labor que están haciendo para dar a conocer su magnífico Aceite de Oliva Virgen Extra, del que pude disfrutar.

blog dabruno agua

 

 

 

El otro fue en el Restaurante Da Bruno donde me pusieron un Virgen Extra de Oleoestepa espléndido que nos sirvió de deleite en el aperitivo, tomándolo con pan, y en la ensalada. Desde aquí quiero felicitar a los dos, a Oleoestepa por producirlo y a Restaurante Da Bruno por seleccionarlo para sus clientes.

 

 

No sé si es que he tenido mala suerte al elegir cafeterías y restaurantes pero este hecho se ha ido repitiendo con demasiada frecuencia.  Como os he contado me he encontrado de todo, envases irrellenables perfectos, etiquetados como Aceite de oliva Virgen Extra  con un aceite del que dudo si es Virgen o Lampante y envases que ya no se podían leer las etiquetas de las veces que se habían rellenada siendo irrellenables y con un aceite que estaba más próximo a la calidad Lampante.

Permitirme una reflexión: ¿Quién o quienes son los responsables de esta situación que no beneficia al sector productor?, ¿los restauradores?, ¿los productores?, ¿los consumidores?.

Pienso que todos tenemos parte de culpa:

  • Los consumidores no exigimos un Aceite de Oliva Virgen Extra, nos tomamos el que nos ponen independientemente de la calidad, cosa que no haríamos si fuese otro producto. Quién no devuelve un plato que huele mal, una fruta que esté en mal estado, un vino que no sea de la calidad que indica la botella … claro que de todos ellos tenemos una “cultura” que nos permite juzgar la calidad del producto y carecemos de La Cultura de los AceiteS de Oliva.
  • La mayoría de los restauradores “no valoran” los Aceites de Oliva Vírgenes Extras como lo hacen con el resto de los productos, no le dan ninguna importancia en su día a día, usan “aceite” y punto.  Quizás por ello sólo miran precio y no calidad,  y nos encontramos con la paradoja de que restaurantes que tienen unas cartas muy cuidadas tanto de platos como de vinos, ofrecen unos “aceites deplorables”.
  • Por último, existen productores sin escrúpulos capaces de envasar con etiqueta de “Virgen Extra” aceites de calidad inferior confundiendo al restaurador y al consumidor que no tienen cultura de AcelteS de Oliva.

Amigos pienso que la Costa del Sol es un escaparate inmejorable para transmitir la Cultura de los AceiteS de Oliva. Son multitud los turistas de muy diversa procedencia que llegan buscando sol dispuestos a conocer nuestra cultura, disfrutar de nuestra gastronomía… Se acercan “voluntariamente” a conocerlas siendo una oportunidad para nosotros porque están muy receptivos y trasmitirán boca a boca sus experiencias. Desde mi punto de vista “son unos grandes prescriptores”. Ahora bien, si sus experiencias con los Aceites de Oliva Vírgenes Extras son como la mía, flaco favor nos van a hacer.

Hay “organismos” que invierten grandes cantidades de dinero en campañas para promocionar los AceiteS de Oliva en distintos países,  ¿no creéis que se deberían de aprovechar también de este medio que tenemos al alcance y cuyo coste es muy inferior?

¿Qué opináis?, ¿os ha sucedido algo parecido?… Espero vuestros comentarios.

 

 

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  • José Luis

    Yo veraneo en Torre del Mar y también he visto las botellas “irrellenables” en las que casi no se ve la etiqueta, completamente pringosas por fuera. Aunque no hay que irse tan lejos. En Córdoba, donde vivo, hoy mismo en el bar en el que he desayunado, las botellas, de plástico, ya habían perdio la etiqueta. Lo que no sé es que hace la Administración para controlar un poco este tema.

    • Rosa Marchal

      Jose Luis gracias por tu comentario. Pienso que si los consumidores nos quejáramos a los restauradores llegaría el momento que no necesitaríamos la inspección de la administración. Quiero creer que es cuestión de tiempo :)